Momento destacado
La estrategia del juego hará que Astrid se plantee una manera diferente de investigar el crimen.
Un jugador de un torneo de ajedrez cae fulminado y sangrando mientras se disputaba la partida.
El agente de policía que presenció los hechos dictaminó en el momento que ese hombre había sido envenenado. Y las pruebas posteriores confirman el envenenamiento con toxina botulínica, el veneno más fulminante del mundo. Unos nanogramos son suficientes para provocar una parálisis que causa la muerte en unos segundos.
Lo que no cuadra es que no encuentran trazas de veneno en su vaso ni ingirió nada en los minutos previos a la muerte.
Pero entonces Astrid da con la clave: se la administro él mismo. ¿Cómo? Mordiéndose las uñas. Teniendo en cuenta el hecho de que se llevaba las manos a la boca a menudo, bastaba con envenenar algún objeto que tocase: como una pieza de ajedrez.
Otro dilema surge aquí: ¿cómo sabía el asesino que su víctima iba a jugar justo con esas piezas y no con las contrarias?
Quizás el árbitro que hizo el sorteo pueda aportar alguna información. Pero después de explicar que lo hizo como lo hace siempre, descubre que la moneda tiene dos cruces. De nuevo están ante un problema: alguien le dio el cambiazo para asegurarse de que la víctima usase las piezas envenenadas.
Hay muchas cosas de este caso que a Astrid no le cuadran, porque piensa que hay multitud de movimientos impredecibles sobre el tablero. Sin embargo recibe una importqante lección: quizás deba dejar de intentar jugar anticipando las jugadas, sino pensando en lo que quiere hacer a continuación.