Mervin Wilson encuentra un nuevo lugar donde investigar si la muerte de su madre no fue un accidente

Mervin Wilson llegó a Saint Marie buscando respuestas sobre la muerte de su madre. Dorna salió al mar cuando un temporal la pilló y desde entonces su hijo no ha parado de pensar en que hay algo más detrás de su muerte.

Investigando, encuentra un número recurrente en las llamadas de su madre de los últimos años. Se trata de Roy Palmer, el dueño de un bar donde a veces van y un antiguo amigo de su madre, que se instaló en la isla después de tener problemas de todo tipo, incluidos económicos en el lugar de donde procedía.

Al parecer, Roy y Charlie, el padre de Mervin, era amigos y conocieron a Dorna en unas vacaciones de verano. Los dos jóvenes se enamoraron y ella quedó embarazada, pero era muy joven y tuvieron que separarse para siempre.

En esa época, hubo un robo en un hotel: la joya robada era un anillo valorado en mucho dinero. Charlie se lo regaló a Dorna y ella lo llevó durante 50 años, para recordar cada vez que lo miraba al hijo al que tuvo que dar en adopción por orden de sus padres.

Mervin sigue sin poder demostrar que la muerte de su madre no fue un accidente. Hay cosas que no cuadran, como que dos semanas antes de morir había solicitado un permiso para tirar las cenizas de su padre en una playa. Entonces, ¿en qué momento y por qué cambió de opinión para tirarlas en el mar y más en un día en el que se esperaba un temporal?

Por si fuera poco, deciden cerrar el caso, porque no hay ni una prueba de que la muerte de Dorna no fuera un accidente y piensan que la implicación personal de Wilson está nublando su juicio.

El comisario está a unos días de jubilarse, pero no sabe si tiene que hacer algo más o no. Y al final toma una decisión: va a reabrir el caso porque tiene un plan.